Poema para un ángel (Inma)
No hay tarde que no recoja en el aire un todavía,
ese brillante momento de esperanza
que Vallejo dejó colgado en nuestro corazón.
Ahora, es un latido que se abre paso en el silencio
y de su verso ciego renace el ahogado suspiro de la piedra.
Somos luz y palabra, reflejo de un atardecer,
el tono de aura que queda en los muros
cuando se naufraga en la ciudad
y sólo una caricia de otra mano,
una mirada enhebrada con tus ojos
te puede decir que todavía es tiempo
y que aún queda algo por lo merece la pena respirar.