El azar y sus cartas
En ti y en mi
quedan carencias
que la noche arrastra,
todo lo impredecible
nos desarma,
se yergue ante el deseo,
como un juego de cartas
que el azar concede.
Nada nos hace héroes,
sólo un reguero de luz,
un río de dicha que nos acoge
entre sus orillas sosegadas.
De allí, según vengan las cartas,
la fortuna hará que reservemos
un ramillete de rumores y caricias
(algo que valga la pena recordar)
o la penumbra se llevará todos los recuerdos.
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