Entrega las mañanas
Entrega las mañanas
el placer desnudo del silencio,
mientras los dos apenas rehechos
tenemos cada uno un mundo aparte,
un lugar donde hemos depositado
todas las pequeñas mezquindades
y un reguero de deshilados reproches.
Así y en pijama todavía
los muros derrumbados
nos dejan mirarnos
como si una lluvia
de ardiente sinceridad
nos hubiera empapado
en la noche de autos.
2 comentarios
Fernando -
almena -
:)
Un abrazo