Nunca podrá ser mi amante
Quien no se haya abierto a la tenue luz de las calles,
soportado el beso profundo de los faros
y soñado en silencio
con el suave camino de una piel,
nunca podrá ser mi amante.
Trae la noche olor a espliego
y una cadena de susurros
que ahuyenta las sombras.
Allí, casi al borde del último rayo de sol,
ha quedado una pregunta,
y aunque el icono de la luna
se reúne con el llanto de la lluvia,
nadie que nos impida respirar
tendrá derecho a calmar el otoño
y dejarse besar por mis labios.
2 comentarios
Fernando -
Morgana -
Precisosas letras.
Un beso