Elegía urgente a Roberto
Casi no te has ido
y ya nos derrumba la nostalgia,
el recuerdo de tu sonrisa, tu ironía.
No es el adarce de tu sombra
el único bagaje que nos dejas,
tras tu rápido paso por la vida.
Este dolor amargo de tu ausencia
es acíbar bebido poco a poco,
veneno en el dolor,
sal marina caída en nuestra herida,
ardiente palabra en esta noche oscura.
Te has alejado al fin,
abandonando las uvas y la ira,
navegando entre nubes del adiós,
siguiendo el largo camino de la luz.
Espero que en el sitio a donde has ido
te aguarden océanos de cristalinas aguas
y alcances fondos marinos a tu gusto
con cientos de peces y corales.
Que encuentres decenas de utópicas ciudades,
donde Tampa sea sólo una sonrisa,
un pequeño juguete de la melancolía.
Te digo adiós amigo.
Prosigue tu viaje solitario y enigmático.
Pues nosotros aquí,
abandonados,
nos quedamos
mirando transcurrir el silencioso río azul,
para siempre recordarte.
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