Noches de hotel
Hay noches que guardan la simiente del deseo.
En sus aledaños cruzan las palabras como susurros
y la piel se eriza, expectante y deseosa
ante el cosquilleo de la sangre
y el sabor arenoso de la boca.
Todo se transforma. El cuerpo es agua recogida
entre las manos ardientes del amante
y la humedad de los labios dibuja interrogantes
que en la mañana apenas podrá recordar.
En la habitación del hotel, los muebles silenciosos
son los arrabales donde respirar
y alargar en el humo de un cigarrillo
la penumbra en que la noche habita.
Ella duerme y tú, tranquilo, recoges,
admirando su cuerpo desnudo,
los últimos vestigios de la pasión.
5 comentarios
Fernando -
Chema -
Fernando -
Chema queda poco poético esto en un hostal...abrazos.
Chema -
Un abrazo!
Monica -
Un abrazo