Cuando la piel se sujeta al verbo
Cuando la piel se sujeta al verbo,
odia el ritmo claudicado de las matemáticas.
Tampoco solemos resguardarnos del vaho de los vértigos
porque al cerrar los ojos nada es lo que es,
sólo un largo sueño de horizontes rojos.
Por eso, nos deshacemos en ríos de agua
y vertemos las emociones en círculos de silencio,
para que ninguno de los dos repare
en que tú y yo hemos terminado.
Poema con el aroma de los versos de Sonia
2 comentarios
Fernando -
Mamen -
para que ninguno de los dos repare
en que tú y yo hemos terminado"
Gracias.