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fernandosarria

No necesito alargar la mano

No necesito alargar la mano

para acariciar el silencio de la mañana.

La aurora apenas ha esbozado

su iluminado abanico,

mientras tú, permaneces quieta y distante,

entregada al último suspiro del sueño.

Hace todavía fresco,

es agradable sentir la brisa

que trae el alba,

y sentado en los escalones de la terraza,

tranquilo y solitario,

veo nacer el día.

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