Poema de Luisa Miñana
Si me marchito, dáme
de beber.
Tu boca puede traer
el mar
y emborracharme.
Si me quedo sin voz,
no me defiendas.
Corta las rosas, mira
el cielo
y sé paciente.
Si de pronto me quedo
en casi nada,
pónme en tu mano:
la arena
crece, mas yo
te amo.
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Fernando -