Debo el flujo de palabras
Debo el flujo de palabras
al naciente y rojo crepúsculo,
y en el amaranto de su mano
la sombra se distrae en un suspiro
y, alargada, se disuelve entre los brotes
erráticos y nostálgicos del aire.
Tú, creces ante mis ojos,
vestida en el sueño de la tarde,
y te alabo en la dulce caricia de un roce,
mientras ves con arrebolada mirada
como ella, la sombra, trepa por los aleros,
besando en silencio los últimos rayos,
que el enhebrado sol dibuja
desde el balcón inmutable del horizonte
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Pavoguze -
Cbuwunedud -