Acuarela
Desayuno en el fulgor de la casualidad.
Se abren las ventanas y entra el deshielo de la mañana
trayendo a racimos el néctar de un olvido,
un guarismo más del tiempo,
un poco de esa noche en que nada nos despierta
salvo el aroma de la felicidad.
Carraspea el viento y me nombra,
tiene la intención de recuperar todo lo que le robe ayer,
el verde resplandor de las últimas hojas del verano
y el dorado amaranto en que se consumió el crepúsculo
que rodeaba tu cuerpo.
Nada es imprescindible para mis ojos.
Nada es necesario para mi boca,
-aunque sentir el sabor de tu piel
mientras te recorro con mis labios sea algo especial-.
Pero no puedo devolver,
ni siquiera al rey de los vientos,
el fundamento que desharía mi acuarela
en la que tú fuiste la figura que centró la noche.
3 comentarios
Fernando -
Aurora -
y mis deseos errantes tendrán-al fín-en tí,su primavera....
aurora -
Y vendrás,
para saciar con tus ansias ilimitadas,todo éste amor tanto y tanto tiempo insatisfecho que no lograron apagar el tedio ni la ausencia