La soledad
Después del páramo,
a la orilla de un reguero de agua,
un repecho de sombras
escondía el silencio de unos solitarios pinos.
No había mayor soledad
que su triste compañía
en el agreste paisaje.
Después del páramo,
a la orilla de un reguero de agua,
un repecho de sombras
escondía el silencio de unos solitarios pinos.
No había mayor soledad
que su triste compañía
en el agreste paisaje.
2 comentarios
Fernando -
Lamia -