Hay tardes abandonadas
Hay tardes abandonadas al rumor de las luces y del viento
y en ellas somos casi como personajes de un cuadro de Hopper,
sentados sobre la desolación
apenas nos queda campo de maniobra
para resarcirnos de esta sensación que nos arrastra.
Sí, escuchamos con su voz desgarrada
las notas de un blues de Sarah Vaughan
o las de Dinah Washington llevándonos lejos,
como si zarpar al mundo azul de la música nos redimiera
de la atonía de un atardecer de ahogados silencios.
Al final siempre nos queda volver a recogernos
en la mutua comprensión y desde la azotea
ver crecer en el horizonte un nuevo crepúsculo,
mientras la ciudad habitada se diluye en las sombras
y en nuestro desierto vuelve a arder el fuego.
6 comentarios
Fernando -
Entrenomadas -
Pero si lo que quiero decir es que es un poema preciooosooooo.
kisses,
Fernando -
Antonio Pérez Morte -
¡Te lo "robo" para mi blog!
¡Abrazos!
Fernando -
39escalones -