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fernandosarria

El perro de Paulov y yo


Que sea manifiestamente claro que uno no deja de ser un animal ya está demostrado por mucha gente ( bueno, poniendo en su contexto la palabra). La idea de que las reacciones del perro de Paulov están un poco en todos nosotros te hace pensar. Ya no se trata sólo de la magdalena de Proust y sus recuerdos. Eran aquellas magdalenas compradas en aquel sitio específico....
A mi me ha pasado de otra manera.

Hace unos tres años me subía al mediodía a la terraza. Era el mes de mayo y a la sombra se estaba de maravilla. Ponía música, el disco de Amaral “Estrella de mar”, y leía “Los Buddenbrook” , una novela de Thomas Mann. Como la novela tiene más de quinientas páginas , me costo varios días acabarla, ya que sólo podía estar leyendo un poco más de media hora. El caso es que casí siempre ponía el mismo disco.

Pasó el tiempo y el disco se oía por todas partes y yo ya había acabado la novela y leía otras cosas, pero irremediablemente a mi mente venían las andanzas de la familia Bundenbrook y su decadencía, con Tony, Tom y Cristian revoloteando por mi cabeza...Me costó un cierto tiempo olvidarme de la asociación de ideas.

¿Qué no harán los señores que manejan los hilos del poder y del márketing con nuestros simples y relativos mecanismos animales?


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